martes, 13 de marzo de 2007

A vueltas con la vida


A diario te enfrentas a situaciones que en absoluto esperabas encontrar, y hay que darle salida. Muchas son cosas que podría calificar de negativas, más que nada porque me incomodan y no están en consonancia con mis gustos. Pero hay otras que afortunadamente te resarcen de todas las anteriores, a veces tampoco son premeditadas ni buscadas, llegan sencillamente, y a esas son a las que hay que agarrarse, aferrarse tan fuerte que te dejen huella. Una mirada de tu hijo o de tu hija, un bendito reproche de tu pareja, un atardecer del invierno que claudica, una caminata por tu pueblo, una llamada de tu madre que pregunta cómo estáis hoy, un amigo que te hace saber que está ahí, una hermana que descubre que la sigues sin ella saberlo, un familiar que va mejorando de su enfermedad, un duermevela que te anestesia en la siesta...
No voy a darle las gracias a Dios por lo bueno de cada día, tampoco le voy a reprochar lo malo, como paso de Dios no me queda más remedio que seguir a vueltas con la vida sin agradecer ni reprochar nada a Nada, en el fondo todos somos un poco llaneros solitarios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas veces, la lectura de un simple texto, como el tuyo, se convierte para mí en un latido vital.

Gracias, tiaco.