sábado, 14 de junio de 2008

¡Qué hartura!

Estoy harto de encontrarme en mi camino gentes que usan el victimismo para justificar su torpeza. Los políticos ya sabemos que usan cualquier estrategia existente o pensada expresamente para salir del paso e intentar dar la vuelta a la tortilla cuando de asumir errores se trata. Algunos son torpes hasta la extenuación y la tortilla se les desbarata cuando la vuelcan, otros logran volcarla, pero cuando lo hacen se dan cuenta de que la otra cara les es tan desfavorable como la anterior. Y otros, los `cum laude´ son el remate del tomate, esos te dicen: "hazlo tú si crees que se puede hacer mejor" y se quedan tan panchos. ¿Me proponen a mí que cobre lo que ellos cobran? ¿me proponen a mí que tenga los privilegios que ellos gozan? Es lo que me faltaba, hacer yo el trabajo que ellos nos decían que iban a hacer divinamente.

¡Qué flaqueza de memoria! cuando se presentaron a las elecciones se les llamó valientes y se pusieron muy anchos, a la vez sonrojados decían que no, que eran servidores de lo público por vocación y que allí estaban para mejorar lo que los otros no sabían hacer. Luego empiezan subiéndose el sueldo, se rodean de cargos de confianza muy bien pagados, se apoltronan cómodamente y no pisan la calle, comienzan a confeccionar las nuevas listas negras, se maquean para las fotos y al final, cuando su ineptitud es inescondible, te dicen que a ver si tú lo harías mejor.

Que yo no soy político, señores y señoras, miembros y miembras, fistros y fistras, que soy ciudadano y eso me faculta para estar pendiente de ustedes, para criticaros y para denunciar vuestras mezquindades. Ustedes propongan, prometan y si ganan dispongan lo que quieran, que yo estaré aquí para recordarles vuestras proposiciones y vuestras promesas, exigiros que las cumpláis y aplaudiros si eso es así. Pero si no lo es, ah, si no es así seré implacable, no lo dudéis.