viernes, 25 de marzo de 2005

SEMANA SANTA, TOP-MANTAS.


Ayer presencié un hecho que me dejó perplejo, tanto fue así que llamé a la comisaría local para denunciarlo.
Resulta que me dirigí por la calle Barahona de Soto (vulgo de las losillas) para intentar ver "Los Sayones" en la esquina del "Muygar". Pues bien, hasta ese punto la calle estaba, a ambos lados, ocupada por los top-manta, quedando un estrecho pasillo para que se pudiera transitar, lo que resultaba imposible, sobre todo cuando uno va con un carrito de bebé. Las protestas de la gente eran generalizadas: esto es intolerable, esto es una vergüenza, ahora si se queja uno lo llamarán xenófobo y racista, dónde vamos a llegar, pero es que ni se inmutan, dónde está la policía, etc.
Os puedo asegurar que esas palabras salían de boca de gentes de todas las clases sociales, de mentalidades diferentes, distintos grados culturales y desiguales tendencias políticas. La cosa estaba clara.
Algunos hicieron verdaderos equilibrios para no pisar la mercancía del suelo y temí que, en un arrebato de indignación, alguno decidiese, y otros le siguieran, andar por encima de ella y que se armara el taco. La cuestión es que los andinos oían clarísimamente las protestas del personal pero no sólo no se quitaban sino que hasta sonreían. Como dato os comento lo que le ocurrió a una conocida que intentó salir de su propia casa y no podía porque le habían taponado la salida con los tenderetes, ella se quejó y el andino se le encaró, ¡toma ya!.
Delante de mí estaba Mora, el concejal delegado de Feria y Fiestas, quien vi que hablaba por el móvil, muchos comentamos que viendo lo que allí pasaba lo más lógico sería que estuviera llamando a la policía local para que acabara con aquella barbaridad. Doy fe de que continuamente miraba hacia atrás, quizás esperando ver que alguien acudía, al menos esa era la impresión que nos daba.
Una vez que pasó la procesión el lío se incrementó, unos querían acceder hacia adelante y otros se querían volver por tan siniestro pasillo. Al final logré salir indemne de la calle e inmediatamente llamé a la policía local. Se me contestó que ya sabían lo que estaba ocurriendo pero que en ese momento era imposible mandar a ningún policía puesto que todos estaban vigilando los cruces y dirigiendo el tráfico, pero que en cuanto pudieran que se pasarían por allí, me dieron las gracias y ya está. No sé si se podría haber acudido a la policía nacional como refuerzo, e incluso a la guardia civil, pero el hecho es que no se hizo.
Al final los top-manta se tuvieron que mover cuando iba a pasar por allí "el Preso", pero se fueron a la calle "Álamos" y ocuparon posiciones desde Viajes Simblia para abajo. Allí me pasé un buen rato hablando con unos amigos, y presenciamos cómo al llegar un policía motorizado los andinos recogieron a velocidad de vértigo los enseres y huyeron calle arriba. A mi amigo le llamó poderosamente la atención cómo uno de ellos, el más próximo a la moto, dejó caer algún material en la huida y cómo inmediatamente la gente, como buitres, se hicieron con él. Las palabras del policía por su transmisor fueron: calle limpia. ¡Ja!, eso fue durante un par de minutos, en cuanto se alejó volvieron a la carga sin el menor problema. Quiero terminar diciendo que por la mañana también presencié varias de estas huidas con lo que imagino que van a ser un clásico en lo que nos queda de Semana Santa.
Jamás me he sentido xenófobo ni racista, ni por este suceso me voy a sentir así, lo que no quita que critique estas actitudes, de lo que soy consciente que es la punta del iceberg de las mafias de inmigración y del pirateo. Son estos pobres diablos los que casi siempre pagan el pato y por eso me han dado pena. También los he llegado a comprender, eso o delinquir de otras formas más violentas. Pero la verdad es que viendo su actitud me parece que se está llegando a un punto de pararse a pensar. Y que conste que no estoy entrando en detalles de si tienen o no tienen papeles, ni si se empadronan o no, ni nada de eso.