Ahora empiezo a comprender que los de izquierdas me digan facha y los de derechas me digan rojo, la culpa la tiene la duda, que en este caso más que existencial es ofensiva. Aunque a lo mejor no, ya que dudo luego pienso, y pienso luego existo. ¡Ahí va! que se me olvidaba que a los políticos no les interesa que pensemos... Uf, hasta mañana.

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